domingo, 23 de octubre de 2011

¿Un buen profesional es quien realiza lo que el paciente le pide?

Ser Buen odontólogo significa que se es competente profesionalmente y que se tiene la suficiente pericia tecnocientífica para resolver apropiadamente problemas odontoestomatológicos de los pacientes.[1]

Antiguamente el pilar de la ética médica se inspiraba en la escuela hipocrática que veía al enfermo como in-firmus, alguien falto de firmeza, tanto física como moral; por lo tanto pese a desear su bien, no debía contar con su voluntad, ya que carecía, por principio, de autonomía moral. Era un paternalismo hipocrático, paternal, al impedir que el paciente decidiera sobre su propia enfermedad.[2]

Actualmente eso ya ha cambiado, y el hoy en día el paciente ha asumido mayores responsabilidades en el cuidado de su salud dental, lo que ha afectado la tradicional relación según la cual los profesionales elegían las terapias adecuadas para sus pacientes. Ello significa que la decisión de “lo bueno” en una intervención clínica, está determinada actualmente por algo más que la información científica y tecnológica: debe equilibrarse con la elección y demanda del paciente.


Además es importante considerar los cuatro principios de la bioética (beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia), los cuales uniforman las bases de análisis y reflexión y suponen un nuevo enfoque metodológico y procedimental para juzgar las acciones médicas. Diego Gracia (modelo “principalismo jerarquizado”) considera que los principios de no-maleficencia y justicia son, de algún modo independientes del principio de autonomía y jerárquicamente superiores a él, por que obligan moralmente siempre, incluso contra la voluntad de las personas. El primer nivel constituido por no-maleficencia y justicia representa una “ética de mínimos”, lo mínimamente exigible para dar carácter ético al acto médico y siempre constituye un verdadero deber. Beneficencia y autonomía constituirían el segundo nivel, y cuando siguen al nivel 1 convierten al acto médico en una “ética de máximos”, transformando la acción de cumplir el mero deber en satisfacción del paciente, en felicidad.2


En el ámbito odontológico estos principios proporcionan un conjunto de valores que determinan y/o establecen parámetros para la mayor parte de los aspectos de las evaluaciones del profesional. En primer lugar la vida del paciente, su salud general, y su salud bucal (entendida como un funcionamiento apropiado y sin dolores), lo que constituiría la ética de mínimos. La autonomía del paciente, en la medida de lo posible, el confort, el costo, las consideraciones estéticas, y otros valores, se insertarían dentro de la ética de máximos.


Es así que en este caso en particular, el principio de autonomía es válido sólo hasta chocar con un principio que posee mayor relevancia en la bioética, como lo es la no maleficencia, entonces si un paciente nos solicita sacarse todos sus dientes remanentes se utilizan los principios bioéticos para generar una deliberación sobre qué es lo más adecuado para el caso.

Es necesario, realizar el diagnóstico clínico de las piezas remanentes, solicitar exámenes complementarios y determinar según nuestro juicio clínico si está o no indicado realizar la solicitud de la paciente. Advertir cuáles son sus condiciones de salud bucal, para que de este modo, la paciente tome una decisión final informada.

Es también necesario advertir lo que significaría la exodoncia de todas sus piezas, ya que por desinformación, los pacientes no entienden de la reabsorción ósea, y de la desestabilización de una prótesis total cuando ya no tiene donde retenerse. Es importante ser cuidadoso en informar adecuadamente al paciente y responder todas las dudas que se le presenten.



[1] Cely Galindo,G; Herazo Acuña, B. Bioética para Odontólogos, Bogotá, Facultad de Odontología-Pontificia Universidad Javeriana, 2005. Disponible en http://especiales.universia.net.co/libro-abierto/ciencias-de-la-salud/bioetica-para-odontologos.html

[2] Cardozo, C; Rodriquez, E; Lolas, F; Quezada, A. Ética y odontología. Una introducción. Centro interdisciplinario de estudios e Bioética. Vicerrectoría de investigación y desarrollo Universidad de Chile. 2006. Disponible en http://www.bioetica.uchile.cl/

7 comentarios:

  1. Realizar lo que el paciente pide, sabiendo que no están indicadas las exodoncias, pasaría por alto el principio de no maleficencia ("primum non nocere" o lo primero es no hacer daño), lo que en el fondo, implica abstenerse intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o perjudicar a otros. Ciertamente sería perjudicial realizar las extracciones si las piezas están sanas, por lo que en este caso, actuar como un buen profesional es negarse a hacerlo, PERO explicándole de forma clara a la paciente el por qué. Quizás con esto último, ella desista y le generemos confianza.

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  2. Un buen profesional es quién conjuga lo que el paciente pide con lo que el paciente necesita desde el punto de vista de su salud oral. No debe anteponer ni los deseo del paciente ni sus propios deseos o estándares de lo que considera adecuado. Somos profesionales de la salud, nunca debemos olvidar eso.

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  3. Concuerdo plenamente. Se deben ejecutar acciones equilibrando en justa medida lo solicitado en el motivo de consulta como las alternativas que se brindan (como posibles alternativas de tratamiento). Pero, todo esto amparándonos en las buenas prácticas y respetando principios morales.

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  4. En mi opinión lo más importante en este caso es plantearle a la paciente de manera clara el beneficio de mantener sus piezas remantentes, ya que de esta forma entiende la razón por la cual no le realizaremos el tratamiento que esta solicitando.

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  5. El primer escalón, o nivel 1, constituido por nomaleficencia y justicia, viene a representar una “ética de mínimos”: lo básico exigible para
    dar carácter ético al acto médico o sanitario y siempre un verdadero deber. Beneficencia y autonomía comprenden el nivel 2, y cuando siguen al nivel 1 convierten el acto médico en
    una “ética de máximos”, transformando la acción de cumplir el mero deber en satisfacción del paciente (en felicidad). El primer nivel es exigible por el derecho, el segundo sería específico de la moral. El nivel 1 sitúa el acto médico ante un deber universal –de Universalización–,el nivel 2 en un rango de exigencia ética mayor pero de particularización.

    Creo que teniendo presente este extracto del paper del Dr Romo y la Dra Torres; podemos siempre aspirar a ser una buen profesional

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  6. El primer deber que tiene un odontólogo con su paciente es dar prioridad al bienestar de este. Tiene el deber de explicar el problema que aqueja al paciente, dar alternativas de solución, solucionar sus necesidades, siempre bajo el alero del componente moral que asume el profesional: hacer el bien a su paciente.

    El odontólogo debe cumplir los principios de la bioética (hacer el bien, justicia, no maleficencia y autonomía) , por lo que estaría correcto negarse a dar un tratamiento que va en desmedro de la salud del paciente, explicando del porque la negativa y tratamientos alternativos

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  7. Lo más importante es informarle al paciente cuales son los beneficios de mantener esos dientes en boca, de ese modo él tampoco de siente pasado a llevar en su autonomía, y comprende y acepta de mejor manera el tratamiento que le indicaremos.
    La comunicación con el paciente llega a ser tan fundamental como el llevar a cabo procedimientos dentales exitosos.

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